Este acontecimiento sucedió en una madrugada, de las tantas, del primer mes del año, en el baño de una pensión situada en el centro de la ciudad. Al comienzo se escucharon unos gritos desgarradores a los cuales los inquilinos hicieron caso omiso debido que era una zona de violencia y no era nada extraño oírlos, en una de las habitaciones un vecino pensó: “mañana sabremos a quién mataron”. No obstante, dentro de la sala de baño se encontraba una joven de 13 años sentada sobre el inodoro observando aturdida el fluido de color de una rosa roja, ella a su vez sentía una fuerte contracción abdominal que confundía sus pensamientos debido a que ese día había experimentado el encuentro de sus sentidos a través de la lucha de sus propios labios y lengua contra los de su amigo. Por los pensamientos de María pasaban que había sido castigada por Dios al configurar ese placer considerado pecado, y por consecuencia se encontraba en su vientre.
Posteriormente, ella salió hacia su habitación a leer su biblia y orar para contrarrestar su pecado y demostrar su arrepentimiento, sin embargo no cesaba aquel fluido. Al comenzar el día, ella comentó este suceso a su madre quien respondió que ese derramamiento de sangre era fruto del pecado a causa de los actos de los antepasados del hombre; Adán y Eva, por tal razón todos los meses debía ocurrir este despliegue de ADN.
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